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Silvina Jozami

TUS DECISIONES TRANSFORMAN las competiciones de tu hijo.

¿Te ocupas en buscar lo mejor para tu hijo en el deporte?

¿Siempre estás atento a cómo podrías ayudarle para que logre sus objetivos?


Hoy quiero hablarte de un aspecto fundamental que muchas veces no tomamos en cuenta: la toma de decisiones durante los partidos.


En los momentos clave, esas elecciones pueden marcar la diferencia entre una victoria o una derrota.


Te cuento cómo puedes apoyar a tu hijo para que tome mejores decisiones y, con ello, transforme sus competiciones.

 

LAS DECISIONES IMPORTAN… Y MUCHO.


¿Cuántas veces has visto a tu hijo darlo todo en un partido, solo para que unos pocos puntos cambien el resultado final?


Sabemos lo frustrante que es (no solo para tu hijo sino también para todo el equipo, incluidos los padres). Tras horas de esfuerzo, a veces todo se decide en pequeños errores o aciertos.


El tenis, y cualquier deporte, es así: cada elección tiene una consecuencia inmediata.


Cada decisión trae una consecuencia, igual que en la vida.


Muchas de estas decisiones se toman de manera automática, basadas en patrones que se repiten una y otra vez, quizás son patrones aprendidos en los entrenamientos o que se memorizaron por el solo hecho de repetirlos sin pensar en ellos.


Si estos patrones son eficaces, no hay problema. Yo diría genial, tu hijo tiene un juego que funciona especialmente en las competiciones.


Pero, ¿Qué pasa cuando las respuestas automáticas no son las adecuadas?


En estos casos lo que conviene es trabajar sobre esas decisiones para cambiarlas, y de esa manera cambiar las posibilidades de competir bien en los partidos.

 

Vamos a pensar un poco para entender todo esto de las decisiones, y empezamos con esta pregunta:

¿Qué influye en las decisiones de tu hijo?


Las decisiones de tu hijo en la cancha no se toman solo con la cabeza; están influenciadas por sus emociones y experiencias previas.


Incluso si pensamos que las decisiones son racionales (este sería el caso en el que el jugador suele pensar muy bien sus acciones o respuestas), la realidad es que las emociones juegan un papel mucho más importante y determinante de lo que creemos.


Y la explicación a esto último es que:

El cerebro emocional tiene una velocidad de actuación muchísimo más rápido que el cerebro racional. Para que te des una idea de la diferencia de velocidad, es como comparar a una Ferrari con un Fiat.


Antes de que tu hijo tenga tiempo de pensar, su cuerpo ya ha reaccionado y golpeado la pelota.


Esta rapidez es beneficiosa en algunas situaciones, como cuando hay que evitar una pelota que viene a gran velocidad o responder un saque que tiene una velocidad de 100km/hora. Sin embargo, en momentos críticos, este automatismo puede llevar a respuestas ineficaces, como fallar en puntos decisivos.

 

Emociones, cómo afectan las decisiones de tu hijo.


El estado emocional de tu hijo influye directamente en la calidad de sus decisiones.


Y de esto tendrás innumerables ejemplos cotidianos en tu casa, porque decide exactamente igual dentro que fuera de la pista de tenis.


Si pensamos en la competición y todas las emociones que despierta en el jugador, llegamos a la conclusión que no es necesario que esté completamente relajado para competir bien; de hecho, un cierto nivel de activación o “nervios” ES POSITIVO.


Cada jugador necesita ese nivel de energía extra que los nervios aportan, pero es clave que esos nervios no se apoderen de ellos por completo.


Seguramente habrás visto que, en algunos partidos, tu hijo puede haberse sentido energizado por los nervios, mientras que en otros, los nervios lo paralizaron.


Ayudarlo a identificar esos momentos y a gestionar sus emociones es crucial para que pueda mantenerse enfocado y tomar decisiones eficaces.


Y a lo mejor estás pensando

¿Cómo hago para ayudarle en esos momentos?


Mi respuesta es que NO HAY UNA FRASE QUE LE PUEDAS DECIR EN ESOS MOMENTOS y la situación vaya a cambiar. Esto es un trabajo previo que pueden hacer para lograr conectar en esos momentos y que puedas ayudarle.

 

¿Cómo los nervios pueden ser beneficiosos o perjudiciales?


Esto es algo que suele confundir a padres, entrenadores y jugadores.


Porque cuando consultan conmigo lo que me piden es que se eliminen los nervios, pero como verás a continuación, los nervios son claves en una competición.


Tienes que saber que cuando los niveles de activación son bajos (nervios bajos), tu hijo tendrá una mejor percepción de control sobre la situación.


Esto significa que, si él siente que tiene opciones, será capaz de competir de forma más eficaz porque dispone de una activación muscular adecuada.


Piensa en este ejemplo: ¿Cómo harías tu trabajo si estuvieras recién levantado? Claro que hay relajación, pero también hay una desconexión que no te permitirá reaccionar a algo que requiera una decisión creativa.

 

EJERCICIO PRÁCTICO.


Aquí está lo que puedes hacer para ayudarle:

Te invito a reflexionar sobre esto con él/ella:

¿Qué pensamientos tiene cuando los nervios lo superan?

¿Cree que tiene el control sobre el partido?

Ayudarlo a sentirse en control es uno de los primeros pasos para mejorar su toma de decisiones.

 

Experiencia y memoria: claves en la toma de decisiones


Además de las emociones, la experiencia de tu hijo en la competición también juega un papel fundamental.


Tienes que considerar que, a lo largo de los partidos y torneos, su memoria se va llenando de decisiones previas y sus resultados.


Cuanta más experiencia acumule, más preparado estará para anticiparse a las jugadas y tomar decisiones más acertadas.


Jugar mucho sin tomar la información para ajustar no hará ningún cambio en sus decisiones. La clave está en estar consciente de lo que está sucediendo, solo así podrá dejar de ser una máquina que hace siempre los mismos errores.


Es fundamental que tu hijo entrene no solo su técnica, sino también su capacidad para percibir y procesar información de manera rápida cuando compite y entrena.


Cuanta más información capte y más rápido lo haga, mejor será su toma de decisiones.

 

¿Cómo mejorar la toma de decisiones de tu hijo?


Ayudar a tu hijo a mejorar sus decisiones en la cancha requiere un enfoque integral.


Ya te habrás dado cuenta que no basta con entrenar solo la técnica; es necesario trabajar en tres áreas:


  1. Área emocional: Ayudarlo a gestionar sus emociones y mantener un estado óptimo en el que se sienta en control de su juego.

  2. Área de percepción: Entrenar su capacidad para captar y procesar la información de manera más efectiva.

  3. Área de experiencias: Exponerlo a situaciones que le permitan desarrollar decisiones adaptativas, basadas en su experiencia previa.


Mi recomendación es que empiece incorporando estos cambios uno por uno.


Lo primero es que tu hijo sienta control en la pista con su juego actual, sin esperar a ser el jugador que quisiera ser para sentirse en control.


Él/ella ya tiene todo lo que necesita para sentirse en control (sin importar su nivel o edad). La sensación de falta de capacidades, habilidades viene porque el jugador se está comparando con lo que le gustaría tener en estos momentos.


Y en esta comparación (entre el jugador ideal y el jugador real) no hay jugador que salga ganando, y, por lo tanto, en lugar de sentir control sobre lo que tiene siente INSEGURIDAD.

 

¿Necesitas ayuda para guiar a tu hijo en esta transformación?


Si sientes que tu hijo podría beneficiarse de un apoyo adicional en este proceso, estoy aquí para ayudarte.


Hemos hablado sobre las decisiones que toma el jugador, ahora te toca reflexionar sobre las decisiones que tomas o dejas de tomar y cómo influyen en tu hijo.


¿Necesita tu hijo ayuda para desarrollarse en este sentido?


He empezado este blog hablando sobre cómo nos ocupamos para ayudar a nuestros hijos, y quiero terminar diciéndote que no esperes más, ahora es el momento de que tú mismo tomes las decisiones adecuadas.


Juntos como equipo podemos trabajar en fortalecer su capacidad de tomar decisiones y transformar no solo sus competiciones sino su vida.


Si tienes preguntas o quieres saber más sobre cómo empezar,

¡no dudes en contactarme!

 

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