¿Qué pasaba antes? ¿Qué pasaba en los tiempos en que tú eras niño? ¿Acaso no había frustración?
Muchas veces resulta difícil entender lo que les pasa a los jóvenes y niños en la actualidad. Parecen personitas muy frágiles, que se frustran rápidamente y se dan por vencidos.
Comparándote contigo, quizás pienses que a su edad estabas más dispuesto a esforzarte por lo que querías. Que aun siendo pequeño tenías la capacidad de entender que los objetivos necesitan de trabajo y tiempo para conseguirlos.
¿Por qué no vemos eso en la juventud de ahora? ¿Por qué se muestran apáticos como si nada les importara demasiado, como si no les hiciera ilusión lo que hacen?
Estoy segura de que muchas veces te habrás planteado si juega tenis porque le gusta o por cumplir con algo que empezó hace unos años, pero, que realmente ahora no le motiva.
Lo extraño es que su comportamiento cambia radicalmente cuando compite. Porque durante el partido tiene DESEOS DE GANAR.
Pero ojito… Esos deseos de ganar se ven minimizados cuando aparecen los errores y con ellos la frustración, y es cuando DEJA DE COMPETIR.
Esto es lo que más dolores de cabeza da a los padres, entrenadores y también jugadores. Porque ellos se sienten prisioneros de la situación, no entienden cómo llegan a ella ni tampoco saben cómo salir de ella.
Para entender esto vamos a conectar lo que están viviendo los jóvenes en las pistas de tenis con la actualidad y en la manera en la que está evolucionando la tecnología.
No podemos pasar por alto lo que los avances tecnológicos están modificando nuestros cerebros ( y he escrito NUESTROS CEREBROS, no solo los de los niños).
ESTAMOS A UN CLIC DE TODO.
Vivimos en un mundo en el que todo está a un clic de distancia. Desde pedir comida hasta obtener respuestas rápidas en Google, la tecnología ha hecho que muchas cosas sucedan de forma instantánea. Los jóvenes han crecido en este entorno y, como resultado, su cerebro está condicionado a esperar recompensas inmediatas.
Esta posibilidad de acceder a casi todo de manera inmediata ha cambiado los caminos neuronales en nuestra cabeza.
Te pongo un ejemplo para que lo entiendas mejor:
Cada vez que publicas algo y recibes un LIKE, cada vez que escribes un mensaje y te contesta rápidamente se libera un neurotransmisor llamado DOPAMINA. Esta dopamina es el neurotransmisor de la GRATIFICACIÓN, es el responsable de que sientas que has obtenido una RECOMPENSA.
Como a nivel tecnológico estas recompensas se reciben inmediatamente, el niño entiende que todo funciona así, de manera inmediata. Este ciclo de gratificación rápida es adictivo, y cuando no logran esa recompensa instantánea en otras áreas sienten una gran decepción.
Como puedes darte cuenta, el niño/joven no está acostumbrado a los procesos.
Vamos a llevar esta información a un partido de tenis. El jugador es capaz de competir bien siempre y cuando lo que haga le de el resultado que quiere. O sea, siempre que vaya ganando competirá bien.
Pero, ¿Qué le pasa cuando algo no le sale como le gustaría, como lo había planeado?
Su cerebro, que está preparado para recibir todo lo que quiere de manera instantánea NO ENTIENDE y se revela bañando al niño en FRUSTRACIÓN.
Un partido es un proceso que puede llegar a durar mas de 3 horas. Necesita de paciencia y trabajo por un tiempo prolongado.
Un partido es lo opuesto a lo que está acostumbrado a vivir el niño.
El Papel de la Frustración y la Gestión Emocional
Cuando un joven experimenta frustración en el juego, a menudo está expresando una reacción emocional intensa porque no está acostumbrado a esperar o trabajar a largo plazo para lograr algo.
En su día a día, las experiencias negativas son limitadas: si algo no les gusta, lo cierran, lo pasan o lo reemplazan. Fallar, perder, o no progresar de la manera que esperan puede desencadenar una avalancha de emociones difíciles de manejar. Y si no han desarrollado habilidades sólidas de gestión emocional, esas emociones pueden escalar rápidamente.
El desafío es que muchos de estos jóvenes no han aprendido cómo manejar el fracaso o la demora en la gratificación. Esta falta de tolerancia a la frustración también puede manifestarse en otros aspectos de su vida, como en la escuela, con los amigos, o en el hogar.
¿Cómo Pueden Ayudar los Padres?
Para empezar, necesitas saber que:
¡Reprogramar el cerebro ES POSIBLE!
Lo más importante es establecer qué es lo que se quiere mejorar o cambiar en el cerebro.
Estos son posibles objetivos:
que aprenda a ser más paciente frente a las situaciones que vive,
que se transforme en alguien con la suficiente flexibilidad para poder buscar alternativas de lo que sí puede hacer en esos momentos y que además pueda poner en práctica esas estrategias por un tiempo prolongado.
Es fundamental que como padres comprendamos que esta frustración está estrechamente relacionada con la naturaleza del mundo digital en el que nuestros hijos viven.
Sin embargo, hay formas en que puedes ayudar a tu hijo a navegar estas emociones y desarrollar habilidades importantes para su bienestar emocional.
Te dejo algunas opciones que puedes implementar:
Fomenta la paciencia y la gratificación diferida: Puedes modificar hábitos en casa para incorporar rutinas que le ayuden a considerar los procesos como una manera de conseguir sus objetivos, donde el tiempo y el trabajo sostenido son la base. Me parece que seguir una receta de cocina es el ejemplo perfecto de seguir un proceso para conseguir un objetivo, no te puedes saltar pasos, necesitas esperar que se caliente el horno y luego que se cocine.
Establece límites saludables con la tecnología: Los videojuegos no son malos por sí mismos, pero un uso excesivo puede aumentar la dependencia de la gratificación instantánea. Establecer tiempos de juego equilibrados y promover otras formas de entretenimiento o aprendizaje puede ayudar a los jóvenes a entender que no todo en la vida ocurre al ritmo rápido de la tecnología.
Desarrolla la conversación emocional: Habla con tu hijo sobre lo que siente cuando está frustrado. Ayúdales a ponerle palabras a sus emociones. A veces, simplemente expresar lo que sienten y entender de dónde provienen esas emociones puede reducir su intensidad. La frase "entiendo que te sientes frustrado porque no lograste ganar esta vez" valida sus sentimientos y abre una puerta para que puedan trabajar juntos en cómo manejarlos mejor.
Modela la resiliencia: Los hijos aprenden de lo que ven. Si enfrentas los contratiempos con calma y perseverancia, ellos absorberán esos comportamientos. Si enfrentas una dificultad con paciencia, explícalo. "Esto es difícil para mí también, pero voy a seguir intentándolo hasta que lo consiga".
Utiliza el juego como una herramienta educativa: Los videojuegos también pueden ser una oportunidad para enseñar habilidades valiosas. Algunos juegos fomentan la cooperación, el pensamiento estratégico y la toma de decisiones. Acompaña a tu hijo en su experiencia de juego, haz preguntas sobre cómo toma decisiones en el juego y ayúdale a reflexionar sobre lo que aprendió, incluso de los fracasos.
El Camino Hacia la Gestión Emocional
Es importante recordar que el aprendizaje emocional es un proceso. Los jóvenes no se frustran a propósito, ni buscan ser impulsivos o reactivos; simplemente están lidiando con un entorno que les ha enseñado a esperar todo de manera inmediata.
Como padres, nuestra labor es enseñarles que algunas de las mejores cosas en la vida llevan tiempo, esfuerzo y paciencia. Esto les ayudará no solo en sus juegos, sino también en su vida diaria, a medida que se enfrenten a los desafíos del mundo real.
Ayudar a nuestros hijos a manejar mejor sus emociones no es solo una lección para los partidos de tenis, sino una herramienta de vida que les dará resiliencia y éxito a largo plazo.
Al comprender el vínculo entre la tecnología, la gratificación instantánea y la frustración, podemos ser el apoyo que necesitan para crecer emocionalmente en un mundo cada vez más digital.
Me interesa saber cómo estás ayudando a tu hijo a gestionar su frustración. Comenta tu experiencia y dime si este blog te ayudó a entender más a tu hijo.
Si necesitas ayuda con esto, no dudes en contactarme, estoy encantada con la posibilidad de poder formar parte de vuestro equipo.
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